miércoles, 16 de diciembre de 2015

¿Por qué escribí «Argenthea»?

¡Hola!
Tengo el blog un poco abandonado y el otro día estaba comentando con una compañera lo difícil que es darse a conocer hoy en día, a ella se le ocurrió una brillante idea, que yo voy a adaptar un poco, con el permiso de ella, claro.



Antes de nada quería explicar por qué escribo. Escribo casi desde que tengo uso de razón, aunque sé que eso es una soberana exageración y voy a puntualizar.
Empecé a escribir cuando la lectura y los mundos que ante mí se abrían en las maravillosas páginas de los libros que caían en mis manos, me mostraron un espacio tan infinito de posibilidades que mi mente se abrió y desde entonces no he dejado de crear historias.
Para mí la literatura es algo sagrado y cuando empecé a escribir, lo que se dice en serio para buscar una editorial que me publicara, ante todo quería hacerlo bien.
¿Qué significa «hacerlo bien»?
Sencillo: con respeto.
Escribir es una responsabilidad y cómo tal, quería tomármelo muy en serio y con deferencia. El lector merece todo mi esfuerzo en ofrecerle una historia con un argumento que le entretenga, claro esta, pero sobre todo con una ortografía impecable, una ortotipografía correcta y una gramática ejemplar.
Al principio ni sabía que existía algo llamado: ortotipografía, tal era mi desconocimiento del medio en el que quería adentrarme.
Empecé escribiendo relatos cortos en un foro en el cual la gente me animaba y pensé: ¿En serio gustan mis historias? ¿De veras escribo bien?
No me tomé esas alabanzas muy en serio porque pensé que eran demasiado amables conmigo y seguí escribiendo. Luego me lancé con una novela corta que hacía tiempo que rondaba mi mente: unos ángeles enamorados.
Desde siempre me han gustado los amores prohibidos, imposibles. Llenos de escollos que los amantes deben superar para poder estar juntos al final y ¿qué mejor historia de amor imposible que la de unos seres que no estan destinados a emparejarse?
Fue un experimento, por así decirlo. Al principio tenía tanta inseguridad que pensé: bueno, escribo y que salga lo que Dios quiera, porque no me sentía capacitada para escribir una historia larga, con coherencia y la suficiente intriga y calidad como para interesar a nadie.
Y el resultado fue: Argenthea.



Era un cúmulo de guiones de diálogo mal puestos, comas dónde y cómo no debían estar, frases incoherentes, una gramática que cojeaba por todos lados, pero bueno, había superado las treinta mil palabras, lo cual para mí era todo un logro.
Y se lo di a mi hermana, mi primera lectora cero, para que lo leyera. Cuando lo terminó me dio la enhorabuena y me dijo que le había encantado. Supongo que era amor de hermana, pero eso me dio muchos ánimos, aunque sabía que necesitaba aprender a darle estructura y coherencia, que era solo el principio de un largo camino en el que, todavía hoy, ando perdida.
Me metí en foros de literatura, empecé a investigar en el Facebook grupos de lectura y poco a poco, contacté con gente que supo guiarme con pequeños consejos que yo atesoraba con ansia de conocimiento, Tenía muchas ganas de aprender y preparé una «mochila de saber» para poder ir llenándola con lo que aprendiera y poder aplicarlo después sobre una página en blanco.
Ahora llevo publicadas dos novelas y a día de hoy, solo sé que no sé nada y que todavía me queda un camino tan largo hasta poder dejar de ser una aprendiz de escritora que no sé si me bastarán los días, pero en ello estoy.
Hay días que me siento solo una «juntaletras».
Uno podría pensar que después de publicar dos novelas, ya estaría mas segura, más confiada.
Yo no. Al contrario, cada día estoy más insegura y al menos varias veces al día pienso: «Voy a dejarlo, yo no sirvo para esto».
Una increíble compañera a la cual conocí mientras navegaba por estos mundos de Facebook y que ha estado conmigo, apoyándome y dándome ánimos, me dice siempre que debo confiar más en mí.
Es difícil confiar en uno mismo cuando ya no eres libre. Cuando nadie te ha leído, escribes para ti misma. Viertes sobre esa página en blanco todo lo que llevas dentro sin pensar si va a gustar, si tiene demasiado sexo, si es coherente gramaticalmente, si la acción de ese personaje es lógica o creíble.
Y cuando ya has publicado y empiezan a llegar las primeras críticas, piensas: «Madre del amor hermoso, ¿dónde me he metido?».
Ahora entiendo a Margaret Mitchell o a J. K. Rowling.
Llegados a este punto debo admitir que todas las críticas que he recibido son buenísimas. He aprendido un montón de ellas y estoy tan agradecida que a veces pienso que son demasiado amables conmigo.
Palabras como: «con esta historia he recordado por qué leo romántica», «tuve ganas de dejar de leer, tanto sufría, pero al mismo tiempo no podía parar», «Y es que llegados a este punto, quien tenga el vicio de morderse las uñas ya se habrá comido hasta las falanges de los dedos» (aquí debo decir que me enamoró esta reseña personal)...
En fin, no puedo expresar lo feliz que me hizo saber que mis novelas llegaron a los corazones de las que la leyeron y que por un instante, vivieron a través de mis personajes: otros mundos, otras vidas.

Argenthea y Mihkael son unos personajes a los que quería dotar de vida propia y sobre todo de honor. Cuando empecé a leer romántica, allá por el cretáceo, siempre llegaba a un punto en el que me agobiaban los personajes masculinos prepotentes, arrogantes y sobretodo: machistas. Esta claro que un hombre orgulloso, incluso un canalla, tiene su "aquel", pero ¿todos?
Por eso quería crear un personaje masculino que lo diera todo por el amor de su existencia sin excusas, sin traumas, sin cambiar por "amor", siendo él mismo en todo momento.
Y ella quería que fuera un personaje fuerte, sin tener que demostrarlo, que pudiera ser vulnerable sin ser débil y que se enamorara con pasión.
Quería crear un amor al que la gente pueda aspirar en el mundo real.
Últimamente parece que las personas no saben lo que es el AMOR.
Muchos y muchas lo confunden con: dependencia, celos, necesidad de no estar solo y ser aceptado por una sociedad en la que si eres soltera en caso de ser una chica, eres menos válida. Con un intercambio de necesidades. Se forman parejas por el simple y puro interés, lo cual es muy respetable, pero no se le debería llamar algo que no es.
Esta claro que la sociedad en la que vivimos nos aboca a un consumismo desesperado y nos empuja hacia una cuesta abajo para que no podamos ni pararnos a pensar un solo segundo, ya que si lo hiciéramos nos negaríamos en redondo a pasar por ese aro que nos esclaviza.
Pero si voy a leer un libro, una novela romántica... Entonces espero eso: AMOR con todas las letras.
Y eso quería ofrecer. No sé si lo he logrado.



Por eso escribí «Argenthea».
Fue una sorpresa recibir un día la llamada del editor de Multiverso Editorial comunicándome que había recibido el segundo puesto en el I Premio Multiverso, tanto que creo que no atiné a decir dos palabras seguidas y después de colgar, llamar riendo y llorando a mi marido, tuve que volver a llamar a Halle y preguntarle algunas cosas.
Sé que me quedan muchas más leguas que las que escribió Verne por recorrer en este periplo, y que cada día aprendo algo, sobre todo que sigo sin saber nada y que hay que entrar en este mundo con mucha humildad y saber estar.
Algo si me propongo: seguir esforzándome por ofrecer calidad, por ser responsable a la hora de contar una historia y por darle todo mi respeto al lector y lectora.
Tanto si me retiro al final del día como si sigo escribiendo cuanto tenga cientaytantos: Muchas gracias por leerme.
¡Sed felices!


                                    




Yo voy al RA 2016



Este año era el año que quería apuntarme al RA y gracias al soplo de una amiga pude correr a apuntarme antes de que cerraran inscripciones, lo cual sucedió a las tres o cuatro horas de que las abrieran.
Todo un record.
Con las prisas puse mi dirección de correo-e mal, pero gracias a la excelente labor y buen hacer de Merche Diolch, una de las organizadoras, pudo solventarse al instante y ya he recibido el correo de confirmación de inscripción y de pago.
¡Yupiii!
Ya puedo decir que: Yo voy al RA 2016.

Aunque sé que han habilitado una lista de espera para las que no pudieron llegar a tiempo, y menos mal, ya que quedarse fuera es...